Quiero creer en los vendedores cuando dicen que los productos que me están ofreciendo realmente hacen lo que dicen que pueden hacer. Quiero creer que la gente con la que hago negocios me está diciendo la verdad. Quiero creer en mis hijos cuando me dicen lo que hicieron o con quienes estaban. Pero a veces sospecho que algunas de las personas con las que trato no están siendo completamente honestas.

 

Confrontar directamente a la persona de la que sospecho es a menudo difícil debido a la naturaleza sensible de nuestras relaciones. El desafío entonces consiste en identificar conductas deshonestas sin dañar nuestras relaciones. Para resolver este problema,  Jack Schafer en su libro «The Like Switch» ha recopilado varias técnicas para detectar el engaño sin ser detectado. La belleza de estas técnicas es que las personas no son conscientes de que se las está poniendo a prueba.

Este conjunto de técnicas tienen por nombre «EL DETECTOR DE MENTIRAS DE LOS POBRES»

 

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Todos conocemos la eficacia de un detector de mentiras, la cual si bien no es 100% segura, si suele ser bastante acertada. Pero no podemos ir cargando uno de estos aparatos con nosotros todo el tiempo. El detector de mentiras de los pobres consiste en una serie de técnicas que incrementarán las probabilidades de detectar los engaños. Estas técnicas no nos ofrecen una prueba real de un engaño, pero si nos permiten encontrar indicadores con los que podremos deducir si nos están engañando.

1. Preguntas directas  de respuestas con «Sí» o «No».

 

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Esta técnica se basa en realizar preguntas simples y directas de respuestas «Si» o «No», las cuales deben ser respondidas justamente con «Sí» o con «No». Cuando las personas no pueden o no quieren responder de esa manera se encuentran en un punto medio entre la verdad y la mentira. Este lugar está lleno de laberintos, medias verdades, escusas y suposiciones. Por ejemplo:

Madre: Tu profesora me llamó esta tarde y me dijo que sospecha que has copiado en un exámen. ¿Es eso cierto?

Hija: Ayer he pasado más de 2 horas estudiando. Estudio más que muchos en mi clase. Las personas que no estudian son las personas que copian en los exámenes. Yo estudio todo el tiempo. No me acuses de ser una copiona!

– Madre: Yo no te acuso de ser una copiona.

– Hija: Sí, lo estás haciendo!

La madre hizo una pregunta directa de respuesta «Sí» o «No». Su hija escogió no responderla de esta forma, lo que hizo fue cambiar la dirección de la pregunta, en lugar de hablar de si ella hace o no trampa, desvió la cuestión a si ella estudia o no estudia, incluso llega a hacer sentir culpable a la madre por acusarla, poniéndola  a la defensiva. La respuesta de la madre debió ser de esta forma:

– Hija: Ayer he pasado más de 2 horas estudiando. Estudio más que muchos de mi clase. Las personas que no estudian son las personas que copian en los exámenes. Yo estudio todo el tiempo. No me acuses de ser una copiona!

– Madre: Se que estás estudiando bastante, pero eso no es lo que te he preguntado. Yo te pregunté si has copiado o no en tu examen. ¿Te has copiado?

Retomar la pregunta inicial obliga a la hija a responder la pregunta con «Sí» o con «No», de no hacerlo esta vez, las probabilidades de que sea una mentira aumentan enormemente. Responder «No» no debería ser difícil si la hija no ha copiado. La verdad es simple, la verdad es directa, la verdad no es complicada.

Esta sería una posible respuesta si la hija realmente no hubiera copiado:

– Madre: Tu profesora me llamó esta tarde y me dijo que sospecha que has copiado en un examen. ¿Es eso cierto?

– Hija: No, yo no copio en los exámenes, pero sí conozco a otros alumnos que sí lo hacen.

 

En este caso la hija no sólo respondió directamente con un «No», sino que tampoco tuvo miedo de indicar que otros alumnos si copian. Las personas honestas no tienen miedo de hablar acerca del tema en cuestión, a diferencia de los que mienten, ya que ellos sí buscan desviar el tema.

Hay que tener presente que esta técnica no ofrece una prueba absoluta de si alguien miente o no. Lo que nos brinda es un indicador, el cual combinado con otros indicadores que veremos en posteriores artículos podremos llegar a una conclusión bastante acertada.

Continúa: UN EX AGENTE DEL FBI REVELA UNA TÉCNICA PARA DETECTAR MENTIRAS – PARTE 2


 

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