Mientras viajaba en un tren, Sergey Anashkevych quedó cautivado por los colores surrealistas de la Laguna Sivash en Crimea.
Entonces decidió crear una espectacular serie fotográfica sobre un lugar que pareciera sacado de un sueño.
Sergey es un fotógrafo crimeo que durante un viaje encontró un antiguo salar abandonado con una peculiaridad cautivante: el color del agua que rodeaba el lugar era de un impactante profundo carmesí.
Cuando la isla era parte de la Unión Soviética, en esta región en particular se extraía salmuera, que se forma cuando el agua subterránea reacciona con la sal de roca.
Ahora las salinas son abandonadas, pero lo que queda es una increíble serie de lagos llenos de los restos de una industria otrora extensa.
Anteriormente, este lugar era explotado como fuente de sales y minerales usados en diversas industrias.
El color rojizo es resultado de micro algas que habitan en lugares altamente salinos, y producen grandes niveles de beta-caroteno, un pigmento rosado que les protege de los intensos rayos solares.
«El aire es muy húmedo y por la gran cantidad de sal uno tiene la sensación de que también es pegajoso», dijo el fotógrafo.
«Todo acaba cubierto por un película pegajosa, la piel, la ropa, la cámara, todo.»
«Y el otro problema es el olor, que no podría describir como agradable.»
En ausencia de vida humana el agua sigue produciendo setas de sal y flores alrededor de los viejos pilares de madera ya que se evapora con el calor.
El fotógrafo utilizó una Canon EOS 5D Mark II y un Canon EF 15 / 2.8 FishEye.
La Launga Sivash también es conocida como el “Mar Putrefacto”. debido al mal olor producido por las capas de sedimentos bajo el agua.
No todos los pisos son de color rojo, sin embargo. Algunos son un lodo-azul-negro blanco donde el agua ha desaparecido por completo.
La región se cree que todavía tiene unos 200 millones de toneladas de sal, aunque en zonas como ésta no se extrae.
Vía: dailymail