Un inesperado reencuentro escolar ocurrió en el lugar menos agradable, cuando un acusado de robo descubre que la jueza fue su compañera de escuela.
La jueza de Miami Mindy Glazer presidia el caso de un hombre acusado por asalto y robo, cuando comienza a sospechar que ya conocía la identidad del acusado.
Al preguntarle si fue a la escuela Nautilus, el sujeto inmediatamente también la reconoce y al principio sonrie, pero luego se derrumba en llanto mientras no para de repetir «Dios mio».
La prima del acusado declaró que Booth solía ser un atleta, pero las drogas lo afectaron demasiado y terminó por la senda del crimen.
Luego de desearle buena suerte la jueza le fijo una fianza de $44,000.
Sus familiares esperan que esta extraña coincidencia lo haga recapacitar de su situación y pueda salir adelante.