En África, el león representa la fuerza, la nobleza, la autoridad. Además de ser el símbolo de la fauna salvaje del continente, muchas entidades lo han utilizado como emblema, desde la selección senegalesa de fútbol, Los Leones de la Teranga, hasta el presidente de Níger, Mahamadou Issoufou, a quien se conoce como El viejo león.
En muchos países, además, supone una importante fuente de ingresos procedentes tanto del turismo como de la caza. Se le respeta, se le admira… y se explota su potencial.
Estas fotos son un homenaje a la magnificencia y majestuosidad de Cecil.
Esperemos que podamos frenar nuestros comportamientos para que más generaciones puedan experimentar y apreciar la diversidad del gran planeta que Cecil representaba.
Aunque a pesar de nuestros deseos en las áreas donde conviven ambas especies también es fuente de problemas. La presión humana ha ido reduciendo el territorio de los leones y en estas zonas son cada vez más frecuentes los ataques de los felinos al ganado, lo que provoca que cazadores locales se dediquen a abatirlos, incluso de manera preventiva.
Xavier Surinyach, miembro de la ONG Serengeti Watch y un auténtico enamorado del continente dice para el periódico El país “ lo cierto es que asistimos a una pérdida incesante de su hábitat natural por la ocupación progresiva del territorio por parte del hombre, lo que provoca continuos conflictos en los que siempre acaba perdiendo el animal”.
Si hace un siglo el continente albergaba unos 200.000 ejemplares repartidos por un amplio territorio, en la actualidad se estima que quedan unos 30.000 (las organizaciones conservacionistas hablan de 20.000) y su presencia sólo es significativa en siete países, Botsuana, Tanzania, Kenia, Sudáfrica, Etiopía, Mozambique y Zimbabue.
En este último país, el león Cecil se había convertido en un símbolo. Con 13 años, era el ejemplar más grande de la reserva de Hwange, líder de una manada compuesta por tres hembras y siete cachorros, fotografiado y grabado miles de veces por los turistas y, además, parte de un programa de seguimiento e investigación.
En África es habitual cazar leones. Existen reservas de caza y cuotas anuales para esta especie.
Lo que ocurre es que “muchas compañías de safaris de caza y las que regentan las reservas no respetan estas cuotas, dejan a los clientes matar tantos animales como puedan”, añade Surinyach, para quien el caso de Cecil es “100% caza furtiva ilegal” porque la reserva donde el emblemático animal fue abatido tras ser atraído con un cebo “tenía cuota cero para leones”.
Además, está el problema de que las cuotas a veces no respetan criterios científicos y se conceden más permisos de los que permiten proteger a la especie.
No siempre es así. En Tanzania, el país con más leones de África, está prohibido cazar hembras o machos menores de seis años y las autoridades son conscientes de la importancia de esta especie como gran estrella de los safaris turísticos, pero la actividad cinegética genera unos 25 millones de dólares anuales.
Pese a la progresiva reducción de su hábitat, lo cierto es que el león sigue poblando las leyendas y la tradición oral de numerosos grupos étnicos africanos.
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