La australiana Maddison Keeney todavía se debe estar preguntando cómo falló en su último salto en la competición de trampolín desde un metro en el Mundial de Natación que se está disputando en Kazán.
Tras las cuatro primeras rondas, estaba situada cuarta en la clasificación y se jugaba estar en el podio.
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Pero un clamoroso fallo hizo que no solo perdiera sus opciones sino que pasara a ser última.
Su salto definitivo contaba con una dificultad de 3.2, dos saltos en el aire y tirabuzón antes de entrar en el agua. Pero inexplicablemente no pudo ejecutarlo como le hubiera gustado.
La australiana se desestabilizó en el último momento sobre el trampolín y se impulsó hacia adelante en vez de hacia arriba, zambulléndose directamente de cabeza.
La puntuación de todos los jueces fue unánime: 0.0. Keeney, de 19 años, seguro que habrá tomado buena nota de este error para no volver a cometerlo. Se lo recordará además su entrenador, cuya cara reflejaba la sorpresa de todos los espectadores.