Según la experta, Rosa Férnandez Marcote, miembro de SEPD, las nuevas tecnologías, redes sociales y por supuesto WhatsApp están favoreciendo la aparición de casos de dependencia emocional.
Puede que estés iniciando una relación afectiva con otra persona. El momento en que te manda un mensaje, aunque sea para decir «qué tal, buenos días», está generando una recompensa. La comunicación se convierte en un juego, en una forma de saber que el otro siempre está ahí. Y eso nos genera una necesidad constante de saber que nos quieren todo el tiempo.
Se trata de una patología que hace referencia a una necesidad enfermiza de cuidado y protección en contextos diversos. Por ejemplo si estás iniciando una relación con otra persona y en ese momento te manda un mensaje, aunque sea para decir buenos días, está generando una recompensa… La relación puede convertirse en un juego, adictivo, en una forma de saber en todo momento que nos quieren, generándonos una necesidad constante de saber en todo momento de la otra persona.
«En los últimos años el número de diagnósticos, ha crecido bastante. Antes cuando se perdía la relación con un amigo o se terminaba un noviazgo se cumplía un período de duelo, sin contacto, que favorecía la reconstrucción de la vida de una manera razonable. Ahora, siempre existe la posibilidad de saber algo de la otra persona, «espiar» su Facebook, revisar su última conexión a WhatsApp o mirar sus fotos de las vacacione», ha aseverado la psicóloga clínica.
Y es que, la dependencia emocional cumple con todos los criterios de cualquier otro tipo de adicción, siendo que el objeto no es una sustancia sino una persona: deseo irrefrenable, necesidad de contacto, pérdida de control Y el control sobre otra persona es la manera de considerarla de su propiedad. Para mucha gente una relación de pareja pasa por convertir al otro en un objeto de su propiedad.
El amor no es control. Las personas no son propiedad de nadie. Ni las parejas, ni los hijos…
Amar más no significa controlar más. No implica controlar al otro.
«Distorsiona a la persona que la padece y varía su comportamiento normal en el entorno laboral, familiar, social y emocional. La persona suele darse cuenta de que tiene una relación perjudicial y reconoce a la persona tóxica, pero cuando intenta romper el vínculo siente que no puede», ha puntualizado Fernández.
Asimismo, los especialistas en patología dual están avanzando en las conexiones que puedan darse entre la dependencia emocional y otros trastornos de personalidad.
Por otra parte, y aunque por el momento no se puede definir un prototipo, Fernández ha comentado que, al parecer, la dependencia emocional es más frecuente entre las mujeres. Un hecho que, a su juicio, se relaciona con determinados rasgos de personalidad de las mujeres que lo facilitan a nivel cognitivo y emocional.
En relación a la edad, los primeros casos que se han registrado en las consultas se sitúan en torno a los 16 años, debido a que las adolescentes son más vulnerables a la dependencia y tienen mayor acceso a las redes sociales.
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Vía: Pareceaperno Razón