El Festival Nakizumo en Japón, se celebra anualmente, y tiene 400 años de tradición.
Celebrado en el templo Sensoji de Tokio, se cree que trae buena salud para los bebés que participan. En esta ocasión participaron más de 100.
Las reglas varían de región a región, pero el bebé que llora primero se corona ganador en la mayoría de los eventos, además debe de llorar por más tiempo y alto, siendo esto un signo de buena salud.
Si no pueden llorar en unos pocos segundos, un árbitro entra en el ring y trata de asustarlos con ruidos fuertes.
El llanto persistente de un bebé puede ser suficiente para asustar a algunas personas y tacharlas de locas, pero en este concurso de Japón es el dulce sonido de la victoria.
Más de 100 bebés se enfrentaron en un anillo, en una competición anual donde luchadores de sumo tienen que hacerlos llorar.
Los luchadores de sumo sacuden suavemente los bebés y hacen ruidos en un esfuerzo por conseguir que lloren primero y alto, y ganar así la competencia.
Mientras más alto es el grito, y cuanto más tiempo el gemido, mejor.
Si los jóvenes fallan a llorar a los pocos segundos, un árbitro intenta asustarlos con el uso de máscaras tradicionales o haciendo muecas y ruidos fuertes.
Los bebés se enfrentan entre sí para determinar qué tan fuerte y largo que puede llorar para celebrar su crecimiento y orar por su buen estado de salud.
El ritual se dice que es catártico para los bebés, que trae buena salud a los que participan, así como protegerse de los malos espíritus.
Los padres y otros espectadores miraban con deleite como luchadores de sumo trataron de hacer que los bebés griten a su orden.