Jong Lee dirige «Hanson Robotics», la empresa fundada por el doctor David Hanson, un investigador robótico antiguo creativo de Disney, que persigue el sueño de construir androides con indicios de inteligencia y emoción humanos.
Sus robots interpretan y expresan emociones intuitivamente, para integrarse de forma más natural en nuestras vidas. “Realizar máquinas geniales; con mayor inteligencia que la humana, con su creatividad, su sabiduría y hasta su compasión. Investigamos en robótica, inteligencia artificial, arte, ciencia cognitiva y diseño. Integramos todos esos esfuerzos en la búsqueda de la nueva relación de los humanos con los robots.”
Sus criaturas parecen reales gracias a un novedoso polímero sintético que imita la piel humana, denominado “Frubber”. Bajo esa piel artificial se esconde una compleja arquitectura de cables y resortes capaz de emular hasta 62 movimientos diferentes de cara y cuello, una microcámara en cada ojo y un sofisticado sistema de reconocimiento facial y de voz.
Jong Lee le pregunta a Han cuántas novias han pasado por su vida. Éste le mira con rostro de extrañeza y sonríe. La escena sería intrascendente, si no fuera porque Han es un robot humanoide con rostro de estibador, piel flexible y expresiones faciales reales, capaz de mantener el contacto visual y responder con una voz metálica que le traiciona.