Los hábitos son comportamientos muchas veces rutinarios, o acciones que repetimos seguidamente. Nuestro cerebro no tiene que pensar para ejecutarlas, como hablar, caminar, escribir, conducir o tocar un instrumento, habilidades que ahora están arraigadas en nuestro sistema por lo que somos capaces de llevarlas a cabo rutinariamente, sin esfuerzo consciente. Por lo tanto, podemos concluir que los hábitos son muy útiles para nosotros.
Sin embargo, hay hábitos que hemos formado que no son tan productivos y que se consideran malos, incluso dañinos. Es el caso de la costumbre de morderse las uñas, fumar… también los tics faciales o el movimiento incontrolado de los pies mientras se espera, por ejemplo. Estos hábitos pueden ser muy molestos y desagradables para otros en situaciones sociales.
Hábitos como regañar, criticar, la búsqueda de atención en los demás o la manipulación también se pueden considerarse molestos.
Un hábito de ruptura implica un enfoque paso a paso.
Gillian Butler y Tony Hope proponen un sistema en seis pasos para eliminar los malos hábitos.
Son los siguientes:
Paso 1. Decide cambiar
Lo primero y lo más importante para eliminar un mal hábito, es decidir por uno mismo desprenderse de esa mala costumbre. Cuando se piensa en las desventajas de ese hábito, es más fácil tomar esta decisión. Igual de importante es pensar en los beneficios que vendrán después.
Pero es muy difícil cortar de raiz un mal hábito solo con decidirlo. Hay mucha gente con tal fuerza de voluntad que solo con este paso puede, pero no es lo habitual. Si estás en el grupo de la mayoría, no desesperes. Lo conseguirás si tomas la decisión y sigues estos pasos.
Paso 2. Sé consciente de todos los detalles relacionados con ese mal hábito
Para detener un mal hábito hay que ser consciente de que se tiene y de que solo uno mismo es capaz de eliminarlo.
Tienes que preguntarte por qué, en qué circunstancias sucede, cómo… y cualquier otra cosa que pueda ayudarte a hacer una descripción detallada de ese mal hábito. Un punto es saber cuáles son los desencadenantes ambientales que lo provocan.
Paso 3. Diseña estrategias para ayudar a detener el hábito
Con toda la información recopilada en el paso anterior, ahora puedes estar atento y saber en qué momento eres más propenso a desarrollar ese mal hábito antes de que suceda.
Es el momento de diseñar una estrategia para frenar ese comportamiento, una estrategia “stop”.
Cuando te encuentres haciendo un mal hábito, deja de hacerlo de inmediato diciéndote “stop”.
Puede ser útil escribir STOP en una tarjeta con letras de colores y tenerla a mano para mirarla cuando te encuentres a ti mismo ejecutando ese mal hábito.
Paso 4. Reemplaza el hábito con una conducta alternativa.
Cuando un hábito implica el uso de una parte del cuerpo, es muy útil tratar de ocuparla con una actividad alternativa para que sea incompatible con el mal hábito. Aunque ello implique hacer algo molesto, e incluso poco agradable a la vista, es un paso importante para erradicar la mala costumbre.
Otra opción, es pensar en la sensación que te invade cuando vas a hacer eso que se quiere erradicar y pensar en algo que te ayude a disipar esa sensación previa. También puede ser útil desarrollar habilidades que te ayuden a enfrentarte a las situaciones que provocan el mal hábito. Todo depende de cuál sea el hábito que deseas erradicar.
Paso 5. Persiste en ser consistente y hacer el seguimiento del progreso.
Consistencia y persistencia, son las dos medidas más importantes para romper el hábito. Si trabajas duro la primera semana, pero luego aflojas, no conseguirás nada. Tienes que ser constante y controlar todos los pasos para debilitar el hábito.
Es posible que en algún momento sientas que no puedes, que es demasiado para ti. Por eso es importante que establezcas un sistema de recompensas para reforzarte y que sigas pensando en las ventajas que obtendrás cuando lo consigas.
Paso 6. Aprende a manejar los lapsos.
Los hábitos tienen tendencia a repetirse hasta que estén completamente rotos y controlados. Puesto que son automáticos, tienden a re-emerger. Por lo tanto, tendrás que hacer un gran esfuerzo para romperlos completamente para evitar esta repetición.
Cuanto más lo intentes, mejores serán las posibilidades de tu mal hábito desaparezca.
Via: mentemaravillosa